viernes, 3 de abril de 2015

Entre el sol, el plomo y las fosas. DURANGHETTO EN DECADENCIA



El Duranguense por naturaleza es cabrón y cerrado, como esos viejos de mirada huraña y pocas palabras un estilo de película Western con Clint Eastwood, de esas películas grabadas en la misma tierra del cine, en el mero norte como ¡no!. Pero cuantos de nosotros nos hemos tomado la molestia de wachar esos filmes con su toque desértico, de la laguna donde el sol pega a plomo allá con los paisanos de Gómez que están más desesperanzados que nosotros , de esas grabadas en el saltito, en la mismísima presa a la que vamos a pistear cuando hay lana y ya está uno harto de las gordas del pueblito, aquellas setenteras del arracadas con Vicente Fernández, o hasta la de Caveman con el mismísimo Ringo Starr, que en aquellos años por andar en la pendejez como es natural del Duranguense, El beattle toco en un bar del colonial centro y nadie lo pelo, hasta agüitado se fue por ahí dijeron, chale creo que la plazuela y sus mariachis rebosaba de raza, mucho más que el Londinense, o que tal una bélica como la de Hombre gordo y niño pequeño, grabada en 3 molinos allá donde solo el burgo duranguense va de día de campo, y los demás jodidos vamos por nuestras palomitas de la plaza y a dar la vuelta a la de constitución que ya parece el eje central, los domingos a rebosar la calle y la gente con sus mejores harapos de la temporada, las morritas de 17 con sus minifaldas en pleno invierno, pero bien dice el dicho ´´Las putas nunca tienen frio´´, a huevo padre santo.
A eso va uno a la de ´´consti´´ solo a admirar tetas y culos,que  deseamos pero no podemos tocar, con nuestro vasito de elote desgranado en una mano y el plato de comida china en el otro, para sentarnos en la de Santa Anna a vislumbrar panochitas floreadas, con nuestras mentes perversas e inocentes a la vez, pensando en que quizá nos casaremos con una mujer así, pinche provinciano pendejo, me dijo una vez una tepiteña en el metro del D.f.. Y tenía razón la cabrona como estamos pendejos en el norte, nos creemos muy cabrones, pero somos inocentes cuales alacranes, desconocemos nuestros orígenes o los negamos, porque para todo usamos la palabra Indígena despectivamente,
´´ta bien´´ que ya somos una mescolanza y un hibrido mal hecho de español y azteca, pero no la jodas cabrón vives en Mex´iko no en Europa, nos negamos a ver nuestras raíces prehispánicas, trayendo y copiando todo a los ´´Yanquis´´ toda la plebada (porque hasta se nos sale lo culichi)  como borregos con sus IPhone, sus camisas Gucci o Versace (o como chingados se escriba la marca) sus papos puma, y su Levi´s ahora sí, me veo lo suficientemente ridículo? Vámonos al Starbucks pero como en Durango no hay, ni pedo al Punta del cielo a dejarle el poco dinero que ganamos a un pinche café caro por el simple status social. Ahora si parezco hijo de narco o Junior? Amonos a veintear en la troca (prestada por el tio)
-¿Cuál troca del año tienes? que yo no te he visto nada, nomás una bicicleta que yo te compre ¡robada!-
.Ah  pero eso si somos bien chingones en el norte, regresando a él porque somos unos alacrancitos inocentes, bien lo dijo una de las figuras más imponentes del Estado: Pepe ,
describió a los Duranguenses  como entes que desconocen todo sobre su propio ser, por el hecho de haber matado a su madre (metafóricamente)  , y además cuenta que sus mismos semejantes lo trastornan, y lo hacen sufrir de un modo indecible, porque no sabemos si nuestros semejantes son diferentes a nosotros, o en absoluto, no se nos asemejan en nada, como siempre suele ocurrir. Aquí en Duranghetto no sabemos ni quien chingados es el vecino, conocemos al de la tienda, porque ahí nos tiene las cuentas en el cartoncito, pero nomas, y a los de la esquina que venden mota y macanco, y la chiquillada que siempre patea el balón contra el portón, o así era, ya que ahora ni un alma en la calle, todos en el internet (que negociazo para los que tienen café internet).
Y esos muchachillos con los que creciste haciendo carreteras de tierra y jugando con carritos sobre la grava, ya no son más que empleados en alguna maquila, los Makillers les decimos por estos lares, los vez que se van muy temprano por la mañana con su chaleco de la Delphi o de la Leoni, y regresan ya por la tarde cuando el sol se está metiendo, con una mirada vacía, y sus concubinas, esperándolos en casa (casa de sus padres por cierto) con un buen plato de frijoles y una tortilla quemada en el comal, ¿y que paso con nuestras esperanzas? Que paso con aquellos sueños de niños sobre cruzar el océano, o ser un importante empresario, ahora solo se escuchan ladridos de perros, y el señor de los elotes (buena tradición y aun presente) pasando por las avenidas y calles, la vecina obesa que siempre la madrea su esposo judicial, ya es clienta frecuenta, a lo mejor es su única forma de escapar unos minutos de las garras de ese patán, pero uno que puede hacer, todos tenemos lo que merecemos, ¿Para qué nos dijeron aquellas palabras que nosotros creíamos nuestro nombre? Para qué llamarnos malditos, ni eso de ya no trajiste el gasto otra vez, ni aquello de andas con otro, ni lo absurdamente final de te quiero como a nadie en el mundo. Esas fueron mamadas y apuesto a que a todos nos han partido la madre (lo que los románticos llaman el corazón o el alma)
estoy seguro que todos hemos terminado en alguna cantina cantando las de Pedro Infante, ya los más maricones cantando las de Joaquín Sabina, con los camaradas, con los carnalitos, en esos karaokes de la de Consti donde esta una Madura, con largos cabellos rubios y raíz negra tanto como yo y mis pensamientos, en el Azteca, en el Country, chingado uno que puede hacer si nos tocó vivir aquí como alacranes debajo de las piedras.

“¿Para que nos dieron esperanzas si todo era para matarnos, si todo era para no dejarnos ser testigos de lo que amamos con toda el alma y que a lo mejor es Durango?”

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